La leche materna es el mejor alimento para el bebé, es el más equilibrado y contiene todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo del recién nacido.
Los beneficios para su salud a largo plazo son maravillosos:
Posee un alto contenido en proteínas y es el alimento perfecto para satisfacer las necesidades del recién nacido, es rica en nutrientes y anticuerpos que el bebé necesita justo después de nacer.
Proporciona gran cantidad de defensas y estimula el desarrollo de su propio sistema inmunológico.
Tiene un efecto laxante, se digiere fácilmente y es por eso que el bebé la demanda frecuentemente, lo que facilita la estimulación de leche materna.
Crea un fuerte vínculo entre madre-hijo. Cubriendo necesidades como la proximidad y seguridad que favorecen la autoestima del niño y la relación con la madre.
Ayuda a reducir la absorción de bilirrubina y los problemas de ictericia, si el bebé ingiere la leche materna suficiente, eliminará el excedente de bilirrubina a través de las heces
Favorece el correcto desarrollo de la mandíbula, los dientes y el habla. El acto de succión contribuye al avance de la mandíbula del bebé alcanzando una posición apropiada alrededor de los 8 meses.
Previene incomodidades en el bebé relacionadas con su sistema digestivo, incluyendo diarrea, estreñimiento y cólico.
Previene las alergias, los bebés alimentados con leche materna también sufren menos alergias a alimentos, factores ambientales y en la piel.
Proporciona los nutrientes necesarios en la proporción y temperatura adecuados, ofrece la combinación ideal de nutrientes para el bebé, incluyendo las vitaminas, proteínas y grasas que necesita, su composición cambia conforme crece el bebé, de modo que satisface las necesidades en sus diferentes etapas de desarrollo.
Los cambios de sabor en la leche materna, según la alimentación de la madre, preparan al niño para aceptar mayor variedad de alimentos cuando crezca.
Disminuye el riesgo de desarrollar obesidad.
Reduce la predisposición a enfermedades respiratorias.
La Organización Mundial de la Salud recomienda exclusivamente la lactancia materna durante los primeros seis meses de vida.